Hace dos años, la NASA envió al espacio una nave, Juno, destinada a revelar los secretos de Júpiter, el mayor de los planetas de nuestro Sistema Solar, adónde llegará en 2016. Pero su viaje no es en línea recta. Para conseguir llegar a su destino, la sonda debe girar primero alrededor de la Tierra. Esta noche (en España será ya la madrugada del jueves) realizará su último acercamiento y utilizará la gravedad de nuestro planeta como si fuera un tirachinas, de forma que la impulse hacia Júpiter, una maniobra denominada asistencia gravitacional.
Cuando una nave espacial vuela cerca de un planeta, ambos objetos sienten el tirón gravitatorio del otro. Pero debido a que la nave espacial es mucho más pequeña, se someterá a un gran tirón mientras que el planeta masivo difícilmente notará nada. Durante su sobrevuelo sobre la Tierra, 20 minutos dentro de la sombra del planeta y a 560 kilómetros sobre su superficie, Juno le roba un poco de impulso a nuestro planeta en su órbita alrededor del Sol, dando a la nave espacial suficiente energía para ir más allá del cinturón de asteroides y viajar hasta Júpiter. Aumentará su velocidad a cerca de 7,3 kilómetros por segundo.
La maniobra de sobrevuelo supone una parte esencial de la misión porque cuando Juno se puso en marcha, no había disponible un cohete lo suficientemente potente como para enviar una nave espacial tan pesada (3.267 kilos) directamente a Júpiter. El sobrevuelo también servirá al equipo de Juno como ensayo para probar los instrumentos y la práctica de ciertas operaciones en la Tierra antes de llevarlas a cabo realmente en Júpiter.
La visita, en directo
Los preparativos para el sobrevuelo se producen mientras que el gobierno de EE.UU. está cerrado, pero esta situación no supone un problema para la misión, según la NASA. Después de su breve visita, Juno viajará durante tres años más, controlada de forma rutinaria por los ingenieros de la NASA. La nave espacial informará de su «estado de salud» al menos una vez a la semana y sus instrumentos científicos se probarán y encenderán al menos una vez al año.
Cuando Juno, equipada con ocho instrumentos científicos, llegue a su destino, nos dirá, entre otras cosas, si Júpiter tiene o no un núcleo rocoso, su tamaño y composición, y de dónde sale la enorme cantidad de elementos volátiles (entre ellos vapor de agua) que hay en su atmósfera.
Fuentes: ABC.es
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