La memoria de la vida pasada se irá borrando poco a poco hasta desaparecer casi por completo. Miles de millones de años más tarde el Sol se transformará en gigante roja y calcinará lo que quede. ¿Podrá saber otra civilización avanzada lo que ocurrió en los últimos días de vida compleja sobre nuestro planeta? Quizás algún día podamos deducir la existencia de vida en otros planetas a través de espectros sofisticados, pero un estudio reciente apunta que quizás sepamos antes cuando esa vida desaparece o desapareció hace mucho tiempo. Jack O’Malley-James de University of St Andrews y sus colaboradores han estudiado qué es lo que pasará en 1000 millones de años, cuando la Tierra empiece a ser inhabitable y la vida compleja formada por plantas y animales desaparezca, dejando a los microbios como únicos testigos. Para ello han modelado qué gases aparecerán en la atmósfera terrestre justo en el tiempo posterior a la última extinción masiva que mate a todos los seres complejos. Según mueran plantas y animales los microbios irán descomponiendo sus restos masivamente e irán liberando gases.
Calculan que se producirá un pico en la emisión de metanoetinol. Este gas permanecerá en la atmósfera durante unos 350 años, en donde se irá trasformando en etano que persistirá durante mucho tiempo. Por tanto, una señal espectral de la presencia de etano en cantidad apreciable podría venir a significar que ha habido en ese planeta una extinción masiva y definitiva de vida compleja. No sería una señal de que hay vida, sino de que una vez la hubo. Al igual que los objetos cosmológicos nos hablan del pasado, y podemos ver la luz de estrellas en otras galaxias que ya se han apagado, la presencia de etano nos podría hablar de una vida pasada que ya no está. Los números proporcionados por todos estos tipos de estudios son imprecisos o especulativos y tienen mucho margen de error. De todos modos, estos investigadores calculan que la vida compleja puede desaparecer completamente en un escenario así en 10 o 100 millones de años, dejando tras de sí etano atmosférico que se podría detectar con espectroscopios instalados en telescopios a modo de bioindicador. La alta permanencia de etano se daría gracias a que, una vez mueran las plantas, el oxígeno que generan dejará de producirse y el atmosférico irá combinándose con otros elementos y compuestos, desapareciendo de la atmósfera.
El etano no podrá oxidarse con un oxígeno ya no presente y permanecerá en la atmósfera durante 2000 millones de años. En 2800 millones de años ya sólo quedará metano, pero este metano, sin embargo, no podría ser prueba de una vida pasada ya extinta, porque aunque hay procesos geológicos que producen este gas. Pero 2000 millones de años es un periodo de tiempo muy largo. Se podría estudiar planetas en sistemas en los que la estrella esté en sus últimas fases de evolución estelar para ver si hay presencia de etano cuando contemos con la tecnología necesaria. Obviamente, y antes de dedicarnos a mirar con telescopios a otros planetas, hay que señalar que este estudio es el primero de muchos de los que se pueden hacer sobre este asunto. Además de etano podría haber otros gases, sobre todo si consideramos otros metabolismos distintos a los habituales. Cuando contemos con telescopios como el James Webb merecerá la pena buscar etano, entre otros bioindicadores, en los espectros que se tomen de esos cuerpos. También podría ser que la vida microbiana evolucione para consumir de algún modo ese etano, por lo que ese tiempo de 2000 millones de años se reduciría enormente.
Si al final este tipo de observaciones tuvieran éxito sabríamos que una vez hubo vida compleja en algún planeta lejano, vida que ya ha desaparecido. Quizás esa vida compleja produjo seres inteligentes que pensaban sobre su inmortalidad, sobrellevaban sus problemas cotidianos, se preocupaban, tenían miedo, leían páginas web de ciencia, sobrevivían, morían y mientras tanto disfrutaban o vivían historias llenas de estruendo y furia que nada significaban.
fuente y credito: neofronteras
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