El segundo vórtice polar a Norteamérica de este invierno ha vuelto a convertir la región de las cataratas del Niágara en un espectáculo de hielo y nieve que atrae a aquellos turistas que se atreven a "disfrutar" de la naturaleza a temperaturas de 30 grados bajo cero.
El martes, con la llegada del frío extremo del "vórtice polar", el segundo que este año atenaza Canadá, las temperaturas en la región de Niagara, la zona más sureña del país, se desplomaron a menos 20 grados centígrados.
Con vientos de hasta 11 kilómetros por hora, la sensación térmica era inferior a los 30 grados bajo cero, una temperatura en que la piel se congela en pocos minutos. A pesar de ello, las cataratas de Niágara, una de las mayores atracciones turísticas de Canadá, siguen captando la atención cada día decenas de turistas dispuestos a presenciar el famoso salto de agua como pocas personas lo han podido ver, con carámbanos, gigantescos bloques de hielo y las aguas del río Niágara convertidas en una espesa masa.
"Hace bastantes años que no las vemos así. En los últimos 15 ó 20 años no recuerdo verlas tan congeladas" dijo el guía turístico Juan Carlos Duarte mientras observaba el pie de la catarata de la Herradura.
A unos 55 metros más abajo, una espesa costra de hielo cubre la superficie, dejando sólo un pequeño espacio de agua líquida donde normalmente en el verano caen 2.500 metros cúbicos de agua por segundo.
Duarte calcula que en las zonas más cercanas al lado estadounidense, el hielo tiene un espesor de 10 metros y que no habría ningún problema para cruzarlo a pie desde el lado canadiense. Cada año, parte del pie de las cataratas se hiela, creado lo que los locales llaman "el puente". Pero este año, dos golpes sucesivos de frío extremo polar, a consecuencia del desplazamiento hacia el sur de masas árticas de aire, han extendido la capa de hielo más allá de lo normal y con un grosor muy superior.
fuente/ Antena3
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