¿Qué significa esto?
Es la primera vez que leemos una frase así en una etiqueta de la botella de plástico. De hecho son muy pocas marcas las que incluyen esta leyenda. Fuensanta es una de ellas y Cabreiroá, la que tenemos entre manos, es otra. Así que decidimos descubrir el significado de esas cinco palabras. ¿Será cierto eso que dicen de que es peligroso para la salud reutilizar las botellas de agua?
Hace unos días recogíamos en El Huffington Post un artículo de nuestra colega estadounidense Amanda L. Chan en el que se hacía eco de la opinión de los propios fabricantes de ese país: en 2007 recomendaban en la revista Practical Gastroenterology que los consumidores no rellenasen botellas de agua desechable. "Reutilizar botellas de plástico puede provocar contaminación bacteriana, a menos que las lavemos de forma regular". El problema es que hacerlo con agua y jabón (para eliminar esas bacterias) puede estropear la botella y deteriorarla.
¿Pasa lo mismo en España? ¿Tiene el mismo fin el mensaje leído en la botella de agua Cabreiroá? ¿Es un asunto comercial o es verdad lo que dicen muchos de que el material de la botella es cancerígeno, como señala la creencia popular?
Es la propia marca quien tiene la respuesta y son ellos los que nos dan una explicación a este enigma. A través del teléfono nos ponemos en contacto con la oficina de atención al consumidor y con la fábrica en Verín (Ourense). Unos y otros nos dan la misma respuesta: no, no hay que preocuparse por la salud. Si el mensaje está ahí es para evitar que se rellene de otros líquidos que puedan confundirse con agua y que sean tóxicos para el consumo humano. Se refieren al caso vivido en 2008 en el municipio de Cea (Ourense), cuando una mujer bebió el líquido transparente con el que se rellenó una botella y resultó ser lavavajillas. Sufrió fuertes quemaduras en la garganta.
"Con respeto a la reutilización, no hay problemas de seguridad alimentaria, pero se aconseja no reutilizar las botellas para evitar fraudes [la empresa de la marca que figura en la etiqueta puede responder únicamente de la calidad y seguridad del producto que ha envasado] y como medida para la prevención de accidentes", nos explican desde la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas (ANEABE).
SIN FECHA DE CADUCIDAD
La mayoría de las botellas de agua que se comercializan en España están hechas a partir de PET, un plástico llamado tereftalato de polietileno con gran resistencia a los agentes químicos, estabilidad a la intemperie y alta rigidez, entre otras características. En la botella se representa con un triángulo en cuyo interior aparece un 1. Ese 1 corresponde a la clasificación que se hace de los plásticos para poder reciclarlos correctamente. Nada que ver con la leyenda popular según la que el número indica cuántas veces se podría usar la botella.
"El mayor problema de las botellas es sin duda la cuestión higiénica", señala José Ángel Garde, técnico del Departamento de Tecnologías del Envase del centro tecnológico AINIA en consonancia con la teoría de los fabricantes estadounidenses. El interior de la misma puede contaminarse con microorganismos y hongos que proceden de nuestro organismo (boca) o del ambiente y que pueden provocar patologías a corto o medio plazo. Como explican en la web plasticinfo.org, "las bacterias prosperan en ambientes cálidos y húmedos" y además se adhieren con más facilidad al plástico que al vidrio o metal.
Lo ideal para eliminar esos microorganismos es el agua y el jabón, como señalan los fabricante estadounidenses, pero eso podría acabar deteriorando la botella. De ahí que Garde recomiende tirar del sentido común y asegura que la cantidad de veces que podemos rellenar de nuevo una botella "depende del uso que haga cada uno de la misma y de su higiene personal". Aunque, según éste, lo más importante es no fiarnos nunca de una botella que no hemos rellenado nosotros mismos para asegurarnos que sabemos cuál es el líquido que contiene.
Además resulta fundamental atender a las recomendaciones de conservación del fabricante que aparecen claramente reflejadas en la etiqueta: proteger de la luz solar, preservar de olores agresivos y conservar en un lugar limpio, fresco y seco.
A esta lista se añaden otras apreciaciones como las del gobierno de Nueva Zelanda, que a través de la web del Ministerio de Industrias Primarias, insiste en la necesidad de "lavarse las manos antes de rellenar las botella y examinarla para asegurarnos que no está dañada". Asimismo hacen hincapié en la necesidad de asegurarnos conocer la procedencia del agua y no compartir la botella si se bebe directamente de ella.
UN MATERIAL SEGURO
La proliferación de bacterias es pues el motivo por el que no se recomienda reutilizar constantemente las botellas de plástico, frente a la creencia popular de que el plástico puede provocar cáncer por la liberación de DEHA, un componente supuestamente cancerígeno.
"Desde el punto de vista de que el material se degrade y pueda transferir sustancias no deseadas al agua contenida (tanto antes de rellenar como después) es muy poco probable, ya que el PET resiste este tratamiento", asegura Garde.
Es la idea que defiende desde ANEABE, donde aseguran que el plástico es un material muy seguro: "Además existe una legislación muy rigurosa de materiales en contacto con los alimentos que, además, es revisada periódicamente". Como señalan en la web de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), organismo dependiente del Ministerio de Sanidad, los materiales en contacto con alimentos están regulados en toda la Unión Europea de forma unánime. Según la norma, "no deben ceder sus constituyentes a los alimentos en cantidades superiores a las establecidas. Para ello, se establecen límites de migración específica, para determinadas sustancias, y límites de migración global, así como los ensayos de migración para demostrar la conformidad del material".
De esta forma, el material plástico que compone la botella (PET) puede ceder al agua ciertos compuestos potencialmente tóxicos pero en condiciones normales no sería peligroso para la salud.
En lo referente al DEHA, la sustancia supuestamente cancerígena que se libera al reutilizar las botellas, el instituto de investigación del cáncer de Reino Unido (Cancer Research UK) asegura que no hay pruebas convincentes de que las botellas de plástico contengan este material por lo que no se puede asegurar que el uso de estas botellas cause cáncer. Una conclusión a la que llegaron en 2003 investigadores suizos al estudiar el caso en tres países diferentes. En ninguno de ellos se encontraron concentraciones significativas de DEHA en el agua de las botellas analizadas, estando en todos ellos por debajo de los niveles indicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, se concluyó que es muy poco probable ingerir este material cuando bebemos agua de botella, tanto si es mineral o si la hemos sacado del grifo.
fuente del texto/El Huffington Post/Por Margarita Lázaro
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